El Síndrome de Estocolmo: Cuando nos apegamos a lo que nos lastima




Título: El Síndrome de Estocolmo: Cuando nos apegamos a lo que nos lastima
Texto base: "No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Yo te daré fuerzas y te ayudaré; Pues yo te sostengo de tu mano derecha; yo, el Señor tu Dios, te digo: 'No temas, yo te ayudaré.'" - Isaías 41:10 (NVI)

El Síndrome de Estocolmo es un fenómeno que ocurre cuando una persona desarrolla empatía y apego hacia su captor, a pesar de haber sido víctima de un secuestro o abuso. Es una respuesta psicológica que nos lleva a aferrarnos a lo que nos lastima y nos hace daño.

En nuestra vida cristiana, también podemos desarrollar un síndrome de Estocolmo espiritual. A veces nos aferramos a hábitos, relaciones o actitudes que sabemos que no nos hacen bien, pero que nos cuesta dejar ir. Nos apegamos a lo que nos lastima y nos aleja de la comunión con Dios.

Pero la buena noticia es que Dios está dispuesto a ayudarnos y darnos la fuerza para romper con estos apegos dañinos. Podemos confiar en Él y en su poder para liberarnos y sanarnos.

Historia: En el libro de Éxodo, vemos cómo los israelitas desarrollaron un síndrome de Estocolmo espiritual. A pesar de haber sido liberados de la esclavitud en Egipto, seguían añorando el pasado y anhelando regresar a la esclavitud. Decían: "¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en Egipto, donde nos sentábamos alrededor de las ollas de carne y comíamos pan hasta saciarnos!" (Éxodo 16:3 NVI).

Aunque Dios los había liberado de la esclavitud y les había prometido una tierra de bendición, los israelitas seguían apegados a lo que les hacía daño y los alejaba de Dios. Pero a pesar de su rebeldía, 

Ilustración: Imagina que estás cargando una mochila muy pesada. Sabes que no deberías llevarla, pero te cuesta dejarla ir. Te has acostumbrado a llevarla contigo a todas partes y sientes que te da un sentido de seguridad. Pero la mochila te lastima y te impide avanzar en tu camino.

De la misma manera, hay cosas en nuestra vida que nos pesan y nos impiden avanzar en nuestra vida cristiana. Puede ser un mal hábito, una relación tóxica o una actitud negativa. Pero Dios nos está diciendo: "No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Yo te daré fuerzas y te ayudaré" (Isaías 41:10 NVI). Podemos confiar en Él y pedirle que nos ayude a dejar ir lo que nos lastima y nos aleja de su presencia.

Oración: Padre celestial, te pedimos que nos ayudes a romper con los apegos dañinos en nuestra vida. Que podamos confiar en ti y en tu poder para liberarnos y sanarnos. Ayúdanos a dejar ir lo que nos lastima y nos aleja de tu presencia. En el nombre de Jesús, amén.

Espero que este devocional te haya sido de ayuda y te anime a confiar en Dios y en su poder para liberarte de los apegos dañinos en tu vida.  Comparte en tus redes sociales 


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